Somos – 2da parte

Introducción

En el artículo anterior hablamos de la importancia de entender como Pablo establece la diferencia de los dos pactos principales, basados en los hijos de Abraham. Uno era producto de la promesa y el otro producto del ser humano. La esclava iba a producir hijos esclavos, la libre iba a producir hijos libres. Uno era producto del esfuerzo humano, el otro total producto de la obra de Dios.

“Lo que tú heredas no tiene que ver con tu cobertura, pastor o líder, sino de quien eres hijo.”

Pablo le estaba enseñando a los Gálatas que dependiendo de quién fuesen hijos, sería la herencia. Por eso, lo que tú heredas no tiene que ver con tu cobertura, pastor o líder, sino de quien eres hijo. La lucha que tenían los Gálatas al abrazar la Gracia(Isaac) producía el mismo efecto que tuvo Isaac al nacer. Mira bien lo que le dice Pablo a los Gálatas (Gl 4.28–31 NTV):

Y ustedes, amados hermanos, son hijos de la promesa igual que Isaac; 29 pero ahora son perseguidos por los que quieren que cumplan la ley, tal como Ismael —el hijo que nació del esfuerzo humano— persiguió a Isaac, el hijo que nació por el poder del Espíritu.

Los Gálatas estaban siendo perseguidos por aquellos dentro del cuerpo que querían seguir con el sistema de sacrificios y con la ley. Siempre la Gracia será perseguida por aquellos que viven su vida a base del esfuerzo humano. Es la comparación que hace Pablo, el hijo del esfuerzo humano siempre perseguirá a los que viven según la promesa. Pablo reafirma a los creyentes en Galacia y les dice: “Ustedes son hijos de la promesa”

“Los hijos del esfuerzo humano siempre perseguirán a los Hijos que viven según la promesa”

¿Cuál fue la promesa de Dios a Abraham de la cuales somos herederos?

En Gn 12.2–3 Dios le hace unas promesas a Abraham: “Haré de ti una gran nación; te bendeciré y te haré famoso, y serás una bendición para otros. 3 Bendeciré a quienes te bendigan y maldeciré a quienes te traten con desprecio. Todas las familias de la tierra serán bendecidas por medio de ti». Cabe señalar, que esto es una promesa a Abraham y a su descendencia.

Lamentablemente, muchos “profetas” se han adueñado de esta escritura para entregarla a una persona sacándola del contexto. Incluso a mí me llegaron a profetizar con las mismas. Esto es algo con lo que tenemos que tener cuidado, ya que estaríamos adjudicándole una promesa a alguien cuando ya esa promesa caducó debido a su cumplimiento. Una vez una promesa llega a su destinatario cumplió su propósito.

“Una vez una promesa llega a su destinatario cumplió su propósito” Pastor Alex Strubbe

En Génesis 22.18 Dios le repite a Abraham: “En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz.” La promesa era para  Abraham, pero se iba a cumplir en su simiente, no era en Abraham el cumplimiento sino en su simiente que iba a estar la bendición. Aquí esto se pone bueno, ya que Pablo le explica a los Gálatas a que se refería esta palabra. En Gl 3.16 dice “Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo.

La promesa que había sido entregada a Abraham tuvo su cumplimiento en Cristo. En 2 Co 1.20(NTV) Pablo lo afirma de esta manera: “Pues todas las promesas de Dios se cumplieron en Cristo con un resonante «¡sí!», y por medio de Cristo, nuestro «amén» (que significa «sí») se eleva a Dios para su gloria.” Por eso las promesas a Abraham están contenidas en Cristo y si estamos en Cristo somos participes del cumplimiento de la promesa.

Haré de ti una gran nación (En Cristo está contenida la nación de reyes y sacerdotes, la nación Santa, el pueblo adquirido, Somos el Pueblo de Dios)

Te bendeciré (En Cristo somos Bendecidos) Si somos bendecidos, donde queda la maldición, donde queda la condenación.

Engrandeceré tu nombre ( A Cristo se le ha dado un Nombre que es sobre todo nombre que ha hecho que nuestras rodillas se doblen y proclamen Su Nombre)

En ti serán benditas todas las naciones del mundo.(En Cristo somos bendecidos con toda bendición espiritual en las regiones celestes)

Todo esto se cumplió en Cristo, no en nosotros!

Dios no nos va hacer de ti una gran nación, ya lo hizo con Cristo.  Él no nos va a bendecir, en Cristo ya somos bendecidos, Él no va a engrandecer tu nombre, ni tu ministerio, ya Él engrandeció el Nombre de Cristo, es en Cristo que son benditas todas las naciones del mundo. Ahora, los que están en Cristo y le pertenecen reciben las promesas de Bendición que le fueron dadas a Abraham, a través de la herencia.  

Así  lo continúa diciendo Pablo a los Gálatas (Gl. 3.29): Y ahora que pertenecen a Cristo, son verdaderos hijos de Abraham. Son sus herederos, y la promesa de Dios a Abraham les pertenece a ustedes.

“Las promesas de Abraham no aplican a nosotros, sino a Cristo”

Las promesas de Abraham no aplican a nosotros, sino a Cristo y como estamos en Cristo, recibimos las promesas por medio de Él. ¡Somos bendecidos, somos parte de una gran nación, de un gran Nombre y cargamos la bendición no la maldición, Cristo nos redimió de la maldición!

Gl 3.13–14    13Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero), 14para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu.

A través de Cristo disfrutamos de ser Hijos de la Promesa. Y si somos hijos de la Promesa no podemos ser hijos a la vez de la Esclava. En otras palabras, no podemos servir a la ley y a la vez a la Gracia. Debemos dejar de intentar agradar a Dios por medio del esfuerzo humano(Isaac) y disfrutar de la labor consumada que Cristo hizo en la Cruz (Obra de Dios).

“Y si somos hijos de la Promesa no podemos ser hijos a la vez de la Esclava”

Cristo puso fin a la era de la ley

Romanos 10.4 (RVR60) 4porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree. La palabra original para fin es “telos” y tiene dos connotaciones: fin como propósito y fin para terminar con algo. Ambas cosas hicieron Cristo, Él cumplió el propósito de la ley y también quitó su efectividad. Esto hizo que en el Nuevo Pacto(Promesa) nosotros no tengamos que intentar ser aquello en lo que Cristo ya nos convirtió, no tengo que luchar por aquello por lo cual ya El conquisto. El Antiguo Pacto o ley siempre se vivía incompleto. En la Gracia y Nuevo Pacto vivimos en lo completo, no porque lo hayamos logrado, sino porque vivimos en Aquel que lo logró.

En Cristo, vivimos no en un Anhelo de llegar a ser sino en un SOMOS.

Somos libres de la Ley del pecado y de la muerte.

Somos santificados

Somos rectos y santos en Cristo

Somos nuevas criaturas.

Somos uno en Cristo

Somos bendecidos con toda bendición espiritual en Cristo

Somos santos, sin manchas y cubiertos con el amor de Dios

Somos adoptados como hijos de Dios

Somos perdonados

Somos sellados como propiedad de Dios por el Espíritu Santo

Somos hechura suya

Somos hijos

Somos uno en Cristo

Somos colaboradores

Embajadores en Cristo

Salvos por Gracia

Somos MINISTROS de un Nuevo Pacto

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